miércoles, 23 de abril de 2008

Ensayo sobre el color

Los colores representan muchas cosas para las personas. Para cada uno es una sensación distinta, que trae una vivencia consigo, toda una historia que condiciona.

Hoy necesito exponer mi posición con respecto a mis gustos "colorísticos". Es una necesidad casi psicológica que se basa en una circunstancia específica, en un proceso personal en que el que me encuentro hoy y que siento que "necesito" sincerarme conmigo mismo con respecto a los colores.

¿Y por qué los colores? ¿No hubiera podido ser cualquier otra cosa? Y sí, claro. Pero es que hoy me dio por los colores. Mañana ya me dará por otra cosa. Pero es que los colores son fascinantes, ¿no? La mezcla de todos es blanco y la ausencia de ellos es negro. Pero mejor no entremos en la cuestión física del asunto, porque si no me salgo de la perspectiva de lo que quiero expresar.

Hoy se me dio por los colores, porque creo que tengo que ir desentrañando lo que soy y lo que quiero, porque necesito poner por escrito lo que me gusta, para que quede claro, para que yo misma sepa que no deben haber influencias de por medio, que lo que me gusta, me gusta por mí misma y por nadie más.

Y aquí voy...

Me encanta el marrón. Digan lo que digan, creo que me queda bien. Será por lo morochita, pero me encanta. Y no se parece a nada en la naturaleza con lo que puedan relacionarlo (la misma mierda). Es lindo ese color, tan "tierra", tan natural para mí.

El azul... El azul es mi color favorito. Tan profundo, tan sincero. Sí, es un color sincero. Además, es el único color que me encanta en cualquiera de sus tonalidades (salvo el turquesón cursi, exceptuando en el Mar Mediterráneo -y algunas veces en la mismísima Costa Verde, aunque no lo crean-, tan precioso en esos contextos), pero es que el resto, me fascina. Aunque pensándolo bien, el celestito, así, a medias tintas, tampoco me vacila. Tiene que ser intenso, como el mismo azul.

El rojo me fascina. Pero según el contexto. El rojo de mi carro me vuelve loca. Nunca tuve un carro y cuando encontré el que hoy es mío, supe que era amor a primera vista. ¡Qué carro! Y ¡qué rojo! Día a día valoro el tener un carro, poder cuidarlo y mantenerlo, poder disponer de mi tiempo, de mi libertad, sobre todo eso, de mi libertad. Y ¡qué rojo!

Aprendí a usar el rojo en la ropa hace no mucho. Todavía no domino mucho el arte del rojo en el cuerpo, pero estoy dispuesta a domarlo. Tiempo al tiempo.

No me gusta mucho el amarillo. Normalmente los colores suaves, como el blanco. Aunque claro, todo depende. Es que todo es taaaan relativo.

El rosado es otra historia. Confesión: tengo mi lado "pinky". Hace poco decidí explotarlo. Me compré un celular nuevo (adoro la tecnología, pero soy incapaz de comprarme algo tan caro, para algo tan básico como la comunicación), el color: moradito intenso, casi gris-negro. Lo adoré, lo adoro. ¡Qué bueno que lo hice! Ahora cada vez que lo veo, lo valoro. Hace un poco menos me compré un MP3. Así como juré no tener un blog, juré no comprarme un MP3. Y me compré el mejor, el más lindo, el más "pinky". Me arriesgué. Y ¿saben qué? Me fascina.

Ay, qué superficial... :) ¡Qué se joda el mundo, oye! Los que me conocen bien, y sólo los que me conocen bien saben a qué me refiero. Aquí lo importante no es el carro rojo, ni el celular lila-gris-negro, ni el MP3 pinky, aquí lo que importa es la libertad, la satisfacción personal, la liberación de una parte de tu ser, y la expresión de todo... en colores.

Para terminar (y no hacerla tan larga), el negro. Mi mamá solía vestirse siempre de azul y negro cuando yo comenzaba a imitarla. Luego descubrí que el resto de colores daban también cierta personalidad, y que no había que ser tan "hippie" para vestir de negro. Luego aprendí a independizarme un poco y ahora el negro lo sé utilizar con más "criterio". El estilo negro-matador, me encanta. La seducción forma parte de lo mío, así que el negro-matador siempre estará conmigo.

Y así, hoy me siento más identificada con el color, los colores, la vida en los colores, lo que cada uno de ellos significa para mí, y ufff, seguro que hay mil y un significados que aún no encuentro. Pero para eso está la vida, para descubrirlos. Qué lindo, ¿no?