domingo, 4 de noviembre de 2007

Ahora soy Ginger

Ayer fui a la peluquería. Quería deshacerme de mis raíces canosas y volver, en un segundo, a la juventud tan deseada. No ansiaba ser rubia, ni tenía mayores pretensiones, simplemente quería volver a mi color normal, pero sin la existencia de las pequeñas hebras grisáceas que dejan ver el paso del tiempo.

(Retomado el 18 de marzo del 2008)

Sin embargo, esa tendencia por querer resaltar, por volvernos un poco locos, por creer que si cambiamos algo de nuestro aspecto físico, estaremos modificando algo también en nuestro fuero más interno.

Y así, sin pensarlo mucho, sin hacer tanto aspaviento y tomando las riendas de ese caballo indómito que todos llevamos dentro, le dije a la peluquera: "de rojo", "esta vez será de rojo".

Claro que cuando me dio la carta de colores y descubrí los rojos más intensos que jamás había visto en mi vida, pensé que quizá no estaba tan preparada para algo tan radical y que muy en el fondo de mi alta era un poco más reservada de lo que yo misma había imaginado.

Sin embargo, un "qué más da", "ya se quitará", "si no me gusta, ya me lo volveré a cambiar", etc., hicieron que finalmente, con mucha prudencia (léase timidez, o hasta cobardía), elegí un color rojizo muy bonito que pronto aplicarían a toda mi cabellera...

El cambio en mi pelo no fue tan radical como lo sería en mi vida. El rojo me dio una cuota más de poder, un deseo de aventurarme, de seguir mis instintos, de lograr de la vida algo más de lo que uno pacientemente espera.

Y así fue que me convertí en Ginger. En mi MSN era Ginger y la gente del trabajo y los amigos ya me llamaban así, cariñosamente. Fue reconfortante mientras duró. Luego cometí el error de ir un poco más allá y volver a cambiar a rubia, pero esa es parte de otra historia que aquí no vale la pena contar (así tengo otra excusa para anotarme en una nueva incursión en este blog).

En fin, lo que queda es la nostalgia de aquellos tiempos, tiempos en los que aprendí mucho, y a los que estoy ansiando volver, porque no hay con quien más me identifique que con Ginger, así que, "Ahora soy Ginger" estará de vuelta, y muy probablemente, para quedarse.